En esta lección estudiaremos como a través de la historia los hidrocarburos llegaron a ser el fundamento energético de la sociedad actual.
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Con la culminación de la revolución industrial, que empezó en el siglo pasado se produjo una oleada de crecimiento urbano. La mayor parte de la energía de las ciudades es derivada del carbón y de los depósitos de petróleo de la tierra.
El uso de estos combustibles es relativamente reciente. Las sociedades primitivas tenían una población baja controlada por los sistemas ecológicos. Con la aparición de la agricultura fue posible mantener poblaciones mayores. En las áreas en las que los hombres sustituyeron por sus animales de granja a otros consumidores, el primitivo sistema de cadenas alimentarias y diversidad de consumidores fue desplazado. Las formas de energía desarrolladas a partir de una fuente (en este caso la caza y la recolección) pueden ser utilizadas para desarrollar una segunda fuente de energía (la agricultura). Una vez que este desarrollo tuvo éxito, la agricultura que originariamente era una fuente secundaria se transformó en la fuente principal, al tiempo que la caza y la recolección se convertía en una fuente inferior. Ocupando una parte mayor de la cadena nutritiva, las poblaciones humanas crecieron hasta densidades de 2,5 por hectárea. Las culturas de India, Egipto y Panamá en los tiempos precoloniales son ejemplos de modelos agrícolas.
En el siglo XIX, en todo el mundo occidental, las máquinas de vapor se aplicaron a todo trabajo humano —primero a los barcos, trenes y bombas de agua, y más tarde a otras actividades— con el consiguiente aumento de los precios. Los combustibles fueron muy buscados y aplicados cada vez más a un mayor número de procesos. Varios inventos mecánicos y eléctricos hicieron posible acoplar complejos procesos y trabajos de ma-nufacturación a las ruedas rotatorias de los motores de vapor. Se fabricaron máquinas mejores y más seguras; pronto se pudo transmitir la energía a través de líneas eléctricas. El consumo de energía por persona empezó a aumentar al mismo tiempo que se incrementaba el número de motores de combustión. Es el comienzo de la Revolución Industrial.
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La energía del trabajo de una persona aumentó cuando esta persona tuvo máquinas para trabajar. Incluso la agricultura empezó a utilizar cada vez más equipos motorizados para trabajar la tierra, recolectar, fertilizar, arrancar malas hierbas y procesar el alimento.
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Siempre que una persona continuaba haciendo su trabajo a mano, compitiendo con otra persona que utilizaba las máquinas, estaba en desventaja y pronto era anulado como competidor. Su servicio fue valorado menos, por lo que recibía menos dinero. Consecuentemente, su porción de riqueza en esta sociedad fue disminuyendo. Para ganar tanto como los que utilizaban máquinas, la gente que utilizaba medios primitivos tuvo que cambiar su empleo. A menudo esto significaba emigrar hacia las ciudades donde se realizaba el trabajo basado en los combustibles. El trabajo se concentró en los puntos en los que se obtenía el combustible y otros materiales energéticos, o en lugares que permitían un transporte fácil. Los flujos de energía del carbón y del petróleo hicieron de las ciudades lugares donde se concentraron diferentes tipos de trabajos, los cuales se organizaron en nuevas industrias. La energía, que antiguamente era recibida del proceso solar a través de la agricultura, empezó a venir cada vez más de las ciudades. Incluso la agricultura empezó a utilizar maquinaria basada en los combustibles fósiles. Algunas de estas maquinarias trabajaban en las ciudades para producir fertilizantes, maquinaria para las granjas, y productos químicos, mientras que otras trabajaban directamente en las granjas. Las granjas industrializadas se convirtieron en una extensión de la ciudad: algunos trabajadores de las granjas vivían en la ciudad y se desplazaban a la granja mediante vehículos.
Durante casi toda la historia de la humanidad, el hombre ha utilizado las energías renovables como fuente de energía; no es hasta después de la revolución industrial cuando se inicia la utilización generalizada de los combustibles fósiles. Este último período, de unos 200 años, se ha caracterizado por un consumo creciente e intensivo de energía.