Durante los primeros 600 millones de años, los cambios de la Tierra se produjeron sin la participación de los seres vivos; pero desde que apareció la vida, se produjeron cambios importantes por la interacción de los organismos con su ambiente.
Por ejemplo, la aparición de las primeras formas de vida, las bacterias, provocó una gran liberación de oxígeno a la atmósfera. Hasta ese momento, la atmósfera no tenía en su composición una cantidad significativa de ese gas. El aumento de la proporción de oxígeno en el aire permitió el crecimiento de seres vivos unicelulares más complejos que, en comparación con las bacterias, necesitaron grandes cantidades de ese gas para mantenerse vivos.
Otro ejemplo de la importante relación entre organismos y medio se dio cuando aparecieron las plantas terrestres. Cuando los primeros tipos de vegetales verdes pudieron sobrevivir en la superficie de los continentes, estuvieron dadas las condiciones para que algunos tipos de animales se alimentaran de ellos. Así comenzaron a ser ventajosas las condiciones del medio aeroterrestre para la vida animal y se diversificaron las especies animales que pudieron habitar sobre los continentes.
Como las primeras plantas, los escorpiones primitivos, primeros animales terrestres del tipo de los llamados Acarinas, también fueron modificando el ambiente. Por ejemplo, fertilizando el suelo con sus restos y excrementos o transformándolo con sus pisadas. De este modo, ellos también crearon condiciones que permitieron la aparición de otras especies, y así continuó, y continúa, cambiando la historia de la biosfera en todos los ambientes del planeta.
La evolución biológica o de la biosfera es el conjunto de cambios de los seres vivos a lo largo del tiempo. Tanto los seres vivos como el ambiente del cual son parte evolucionan en forma conjunta y se condicionan mutuamente.