Las distintas formas de energía a las que nos referimos anteriormente difieren en calidad. Algunas formas de energía, como la luz solar, son muy diluidas; otras, como la gasolina y la electricidad a alto voltaje, son muy concentradas. Una Caloría de energía diluida no puede ser empleada de la misma manera que una Caloría de energía concentrada. Además de esto, se toma energía para concentrar energía. Tenemos que degradar una parte de energía para concentrar la que queda. Por ejemplo, la luz solar, una forma diluida de energía, interacciona con otras fuentes para producir alimentos que constituyen una forma concentrada de energía. Para que esto suceda, una parte del flujo energético de entrada se degrada y se dispersa en una forma inutilizable.
Al considerar la problemática energética se debe reconocer que la energía concentrada necesaria para las intensas actividades de las ciudades requiere una gran concentración de la energía. Para formar una caloría de energía concentrada hacen falta muchas calorías de energía diluida.
La energía que difiere en calidad difiere también en su capacidad para hacer trabajo. Las calorías «concentradas» pueden hacer más trabajo, realizar más procesos y desarrollar más fuerzas cuando fluyen de una forma concentrada a una forma de calor disperso.