En esta lección veremos las leyes naturales de la energía que se cumplen sin excepción en la tierra.
La primera es la Ley de la Conservación de Energía que declara que la energía no puede ser creada ni destruida, sólo se puede transformar o transmitir de un cuerpo a otro.
Veamos un ejemplo: el viento mueve un molino. Las aspas, al girar, hacen rotar una gran piedra que muele granos. La energía se ha transferido de un cuerpo a otro, del viento al molino, del molino a la piedra, de la piedra a los granos.
La segunda ley, es la Ley de Dispersión de Energía. Esta ley declara que la disponibilidad para que la energía realice algún trabajo se agota debido a su tendencia a la dispersión, es decir, se degrada. La energía también tiende a dispersarse de los depósitos de energía.
Estamos acostumbrados a la idea de que los alimentos y los combustibles no pueden ser empleados más que una vez. De la misma forma que la energía que es potencialmente capaz de hacer un trabajo no puede hacerlo una vez que éste ya ha sido hecho, la energía potencial no puede ser empleada una y otra vez. A pesar de que la energía que entra es igual a la energía que sale, por la primera ley de la energía, gran cantidad de ella pierde su capacidad de hacer trabajo después de los procesos. Todo proceso degrada parte de su energía.
Las formas de la energía
La energía, como sabemos, se manifiesta de muchas formas, como luz solar, calor, la energía almacenada en un depósito elevado de agua, la contenida en las substancias químicas, la energía eléctrica, magnética, la cantidad de movimiento de un vehículo, y muchas otras. Estas reciben el nombre de energía gravitatoria, cinética, química, eléctrica, magnética, radiante, entre otras. Un tipo de energía se puede transformar en otro tipo de energía si hay un adecuado factor de conversión. Existen leyes naturales que limitan la cantidad de energía que se puede convertir hacia una forma más concentrada.